Lic. Patricia Pérez Muskus
Las manifestaciones populares que complican la rutina y la cotidianidad de los niños no es un suceso novedoso en la historia reciente de Venezuela. Desde INVEDIN nos preguntamos ¿qué ocurre en las aulas del país en tiempos convulsos? ¿Es posible que se mantenga un cronograma de trabajo regular en condiciones como las que atravesamos en estos días?
Quizá sí. Seguramente, muchos de nuestros niños se encuentran resguardados de lo que está ocurriendo en las calles y muchos maestros estarán preocupados por cumplir con la planificación establecida. Cualquier padre o docente desearía mantener esa aparente calma para los pequeños en lugar de enfrentarlos al descontento, la protesta, la división, la violencia. Son situaciones duras y dolorosas. Pero lo cierto es que, aunque se puede hacer un esfuerzo por censurar y proteger, no podemos ocultarles una parte importante de la realidad en la que viven.
Los niños ven, escuchan, piensan y se ven impactados por la tensión que los rodea. Las consecuencias pueden ser peores cuando se trata como un secreto. Tenemos un deber de protegerlos. Huirle a la conversación sobre lo que está ocurriendo no es una manera de hacerlo.
Podemos fortalecer a nuestros niños y adolescentes ayudándolos a entender y mostrándoles que estamos allí para ellos. Es por eso que creemos que en las aulas de clases se deben abrir espacios para escuchar y hablar sobre la realidad venezolana, especialmente en momentos como estos. Recomendamos a los maestros:
- Anime a los niños a que compartan sus experiencias y preguntas. Escuchar a otros compañeros es importante para construir sentimiento de comunidad y apoyo.
- Transmítales que ellos van a ser cuidados y protegidos en sus escuelas y hogares.
- Mantenga como foco de la conversación un objetivo común a todos. Por ejemplo, “construir un mejor país”. Comparta y explíqueles ese objetivo. Inculque en ellos el amor por su hogar y por su gente.
- Sea respetuoso ante la diversidad ideológica que pueda existir en un aula de clases. Cada familia tiene derecho a formar a sus hijos de acuerdo a su propio conjunto de valores. La conversación en el aula no debe ser un adoctrinamiento político sino un acompañamiento social: podemos pensar distinto pero todos vivimos en un mismo país.
- Reconozca su propia ideología. Somos seres sociopolíticos por naturaleza por lo tanto, quizá la imparcialidad absoluta sea inevitable. Sin embargo, puede identificar sus opiniones como tal y modelar el respeto a las ideas diferentes.
- Busque explicarles lo que está ocurriendo en el país en términos que ellos puedan entender. Use ejemplos que sean accesibles a ellos. Escuchándolos podrá identificar qué cosas pueden entender.
- Evite juicios valorativos (por ejemplo: “bueno”, “malo”) al aludir a los sucesos o personas involucradas. En cambio, establezca un criterio ético (por ejemplo, “no está bien hacerle daño a otro”) y permita que los niños piensen y opinen.
- Igualmente, converse sobre la empatía como principio para la vida. Entender el sufrimiento del otro y las injusticias sociales son fundamentales para formar solidaridad en los niños.
- En el caso de preadolescentes o adolescentes puede incorporar el uso de noticias, caricaturas e imágenes adecuados a la edad para incentivar el debate sobre ideas y sentimientos.
- Aproveche la ocasión para enseñarles tolerancia a la diversidad, cómo expresar respetuosamente la opinión propia y debatir ideas. Evite la animosidad y promueva el intercambio.
- Identifique necesidades en el grupo que puedan ser atendidas desde la comunidad académica y haga esfuerzos institucionales por responder a ellas.
Ante todo, se trata de una generación de venezolanos que estamos formando. Acompañémoslos a entender y pensar sobre nuestro maravilloso y complejo país.
Si eres docente o padre, coméntanos ¿qué está ocurriendo en las aulas?
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