Las siglas TDAH describen una condición neuropsicológica que se denomina Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad y se manifiesta en el comportamiento o conducta del individuo sin diferenciar el momento del ciclo evolutivo (niñez, adolescencia o adultez).
Esta condición se diagnostica a partir de los 5 años de edad, aun cuando podrían observarse signos de alerta entre los 3 a 4 años y persiste hasta la adultez, por lo cual, es crónica. Es más frecuente en los varones y se presenta entre un 6 a 12% de la población general, variando estas cifras según el país y el síntoma predominante.
La causa es multifactorial. Compromete el intercambio de factores genéticos, lo que explica la presencia de síntomas en otros miembros del grupo familiar, y factores ambientales como abuso de sustancias, enfermedades durante el embarazo, detención de crecimiento fetal, prematuridad, entre otros; lo que facilita que el TDAH se haga más notorio.
¿Qué es lo que pasa en el cerebro de las personas con TDAH?
La combinación de elementos genéticos y de riesgo ambiental llevan a que la comunicación entre neuronas no sea la óptima ni la adecuada, esto porque se producen déficits diversos en las conexiones requeridas dentro del cerebro para lograr los mensajes necesarios a la conducta reguladora o inhibitoria y con esto la posibilidad de un “lenguaje interno” de adecuación a diversos momentos y/o contextos.
¿Cuáles son los síntomas y cuando me debo ocupar de atenderlos?
El mayor impacto del TDAH ocurre en el niño en etapa escolar, tiempo en que las observaciones por parte de los docentes se hacen frecuentes. Los maestros describen al educando como: inatento, no logra culminar las actividades, interrumpe las clases, molesta a sus compañeros, necesita ayuda o supervisión excesiva e inusual. Por otra parte, en el hogar, usualmente se les percibe desordenados, no miden peligro, son desobedientes, no logran acatar órdenes o seguir las instrucciones, se mueven o cambian de interés constantemente, parece que se “aburren”. A su vez, los adolescentes resultan más rebeldes, oposicionistas, imprudentes, tendiendo a incurrir en conductas de mayor riesgo social que los colocan en situaciones de peligro relativo o real.
Los síntomas como las siglas describen son:
Hiperactividad: exceso de actuación aun cuando está sentado mientras escribe o está frente al T.V., por ejemplo: movimiento constante de piernas, brazos y gestos sin una meta. Otros indicadores son: hablar constantemente sin respetar turnos de otros, manipular objetos de manera brusca y, frecuentemente, desarmar los juguetes, incluso en algunos casos se presentan Tics.
Inatención: dificultad para enfocarse por tiempos determinados o para recordar, memorizar, organizar, planificar, secuenciar con efectividad hacia el logro de una meta específica, por ejemplo: olvida dónde están los implementos necesarios para las tareas e incluso objetos personales de uso frecuente, interrumpe la actividad ante estímulos ambientales no relevantes -como al estar en medio de una tarea y escuchar un ruido se levanta para “chequear”-, deja “para más tarde” cualquier tarea que no le resulte muy motivadora desde el punto de vista individual.
Impulsividad: se anticipa, se adelanta, habla interrumpiendo a otros, no espera a escuchar una pregunta o lo que su interlocutor pretende decirle y emite una respuesta. Usualmente se levanta del asiento antes del tiempo esperado, no respeta turnos aun cuando se haya anunciado y estipulado esa regla.
¿Por qué esta condición es importante de precisar?
Por sus características el TDAH suele afectar la calidad de funcionamiento en la cotidianidad individual, del grupo familiar y extenderse a las dinámicas en ámbitos sociales externos como la escuela o el trabajo, por lo que se debe estar atentos a conflictos interpersonales, baja productividad, “fracasos”, baja autoestima, etc. En la escolaridad se recomienda estar atentos al rendimiento y al compartir con los compañeros, y en el familiar a la manera como se establezcan las relaciones, especialmente en las distintas etapas del ciclo de vida por los ajustes que implican para todos sus miembros. Ya en la adultez los problemas a tener presente estarán centrados en el ámbito laboral y las relaciones de pareja.
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